jueves, 9 de junio de 2016

Sue Hubbell: Un año en los bosques


SUE HUBBELL (1935)
Un año en los bosques
[A Country Year.
Living the Questions
, 1983]
Trad. Miguel Ros González
Errata Naturae, 2016
[primeras páginas]
LA DAMA DE LAS ABEJAS
«Esta noche he dormido al aire libre porque no podía soportar entrar. La cabaña, que este mismo invierno me parecía tan cómoda y acogedora, ha empezado a resultarme sofocante y restrictiva, así que extendí una lona en el suelo para aislar la humedad, puse el saco de dormir encima y me quedé dormida mirando las estrellas [...] Los elementos y los lugares salvajes me atraen con más fuerza de lo que lo hicieron hace unos años, y vivir en la casa, limpiar el polvo y cocinar no me interesan lo más mínimo.
    A veces me pregunto en qué lugar encajamos las mujeres maduras en el diseño de las cosas, una vez que la construcción del nido ha perdido su encanto. Hace una generación, Margaret Mead, que tenía una respuesta bastante buena para esta cuestión, se preguntaba lo mismo, y apuntaba que en otras épocas y otras culturas habíamos tenido nuestro papel.
    Somos tantas que resulta tentador concebirnos como una clase. Hemos dejado atrás nuestros años fértiles; los hombres no nos quieren, prefieren a las mujeres más jóvenes. Tiene sentido biológico que los hombres se sientan atraídos por mujeres en una etapa más temprana de su vida reproductiva, que aún quieren construir nidos [...]
    Sí, somos muchas, pero todas tan diferentes que no estoy cómoda con un análisis sociobiológico, y sospecho, como Margaret Mead, que la solución es personal e individual. Como nuestra cultura no nos ha asignado ningún papel real, podemos crearlo nosotras mismas. Ésta es una buena época para ser una mujer madura con personalidad, fuerza y agallas. Somos increíblemente libres. Vivimos mucho tiempo. Nuestros hijos son ya los adultos independientes en los que los ayudamos a convertirse, y aunque puede que sigan queriendo nuestro amor, no necesitan nuestros cuidados. Las normas sociales son tan flexibles hoy en día que nada de lo que hagamos resulta chocante. Ya no tenemos barreras políticas. Siempre y cuando conservemos la salud y dispongamos de los medios para tirar adelante, podemos hacer cualquier cosa, tener cualquier cosa e invertir nuestro talento como nos plazca [...]
Sue Hubbell, Michigan, 1935
Pero quiero más. Quiero azulillos índigo cantando sus pareados a primera hora de la mañana. Quiero leer José y sus hermanos de Thomas Mann otra vez. Quiero hojas de roble y flores de cornejo y luciérnagas. Quiero saber cómo está la tierra en Coon Hollow, al norte. Quiero que Asher se entere de lo que les pasa a los ácaros del oído de las polillas en invierno. Quiero enseñarles a Liddy y a Brian las enormes ro- cas que hay al fondo de la hondonada del arroyo. Quiero sa- ber mucho más sobre las arañas morgaño. Quiero escribir una novela. Quiero bañarme desnuda en el río al calor del sol.
   Por eso he dejado de dormir en la cabaña; una casa es demasiado pequeña, demasiado restrictiva. Quiero el mundo entero, y también las estrellas.» (261-263)

2 comentarios:

Elena dijo...

Un libro estupendo (de la llamada nature writing) que espero compartir muy pronto con mis maduras favoritas.

Elena dijo...

Y, aunque not by the way, más claro, agua: imprescindible Enric González hoy en El Mundo con Nadie pedirá disculpas por el 'procés'.

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