domingo, 13 de diciembre de 2015

Elvira Lindo, ¿último invierno en Nueva York?


Elvira Lindo
NOCHES SIN DORMIR
Último invierno en Nueva York
[primeras páginas]
Seix Barral, 2015




«Brooklynitas. Habitantes de un barrio que ha terminado por convertirse en marca. Están las calles en las que parece que con más de veintiseís años eres vieja. Está esa zona en la que pulula la tribu de las chicas a lo Lena Dunham, que hace de su estudiada dejadez física e indumentaria su bandera. Están las mamás que han tomado la maternidad como dogma de fe y se entregan a ella como si la acabaran de inventar. Están los escritores que, siempre tolerantes consigo mismos, hacen compatible la idea de que son diferentes por vivir en Brooklyn con el hecho de habitar en la zona en que más literatos hay por metro cuadrado en Estados Unidos. Todos ellos viven en la creencia de habitar en un pueblo, porque aún se puede entrar en un café y pasar la mañana sin que le presionen a uno para que siga consumiendo o se largue. Está la clase trabajadora también, pero se ha ido quedando en los márgenes, porque los nuevos brooklynitas la han ido desplazando. Persiste el viejo Brooklyn en el carácter de sus hileras de casa de piedra roja, que tan asombrosamente resistieron la sacudida de la especulación, pero ya no es aquel barrio de obreros italianos, judios, irlandeses que soñaban con vivir algún día en Manhattan.
  Están los hipsters, por supuesto, pálidos, barbados, carentes de músculo, amantes de la lentitud, ciclistas, medio amish medio pioneros, su estética rescatada de otro tiempo. Adictos a la tecnología Apple, al té verde o matcha, al kale, a la indumentaria de segunda mano o a la ropa nueva que parece vintage, al pollo orgánico o al veganismo. Transitan por una Quinta avenida alternativa de un barrio que quiere ser ciudad de provincias. Esta noche, recién llegada de otro de mis paseos por Brooklyn, he hecho de pronto una conexión reveladora al ver a un ortodoxo frente a un escaparate de Prada. La estética del hipster se inspira en la ortodoxia judía, en los cuáqueros, en los amish, Hay un toque religioso en su barbada palidez. » (págs. 170-173)

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