lunes, 9 de septiembre de 2013

Coetzee: La infancia de Jesús

«Lo que quiere decir "por su parte" es que la vida allí es demasiado plácida para su gusto, demasiado carente de altibajos, de dramatismo y de tensión... de hecho, se parece demasiado a la música de la radio. Anodina: ¿es una palabra española?
  Recuerda haberle preguntado una vez a Álvaro por qué nunca daban noticias por la radio.
  —¿Noticias de qué? —le había preguntado Álvaro.
  —De lo que pasa en el mundo —respondió él.
  —¡Ah! —dijo Álvaro—. ¿Es que está pasando algo?
  Como antes, sospechó que lo decía con ironía. Pero no, no había ni rastro de ella.» (p. 70)
La infancia de Jesús. J.M. Coetzee. Trad. Miguel Temprado García. Mondadori 2013.
España Reino Unido
Francia Estados Unidos Polonia
(algunas representaciones de este desconcertante texto)

5 comentarios:

Andrés dijo...

Buenaaas, N. Me dice que te diga que K. Y T. Le han parecido dos de los sitios mas fabulosos en que ha estado nunca; y que gracias por todos los consejos previos y recomendaciones de lectura. Bs, AM

Elena dijo...

Me alegro un montón de que la experiencia japonesa haya sido (o esté siendo) exitosa. J. es un lugar muy especial que merece ser visitado. Y perdona que no contestara antes: estos días estoy en Y. (otro lugar especial para mí) y algo desconectada del exterior.

Andrés dijo...

Y bien puede rivalizar con J. Que lo pases bien, AM.

Elena dijo...

Pidieron(me) opinión: quizas este es un libro solo para incondicionales de Coetzee. Entre los que, por ahora, me encuentro :)

Por cierto, parece que a AMM no le ha gustado mucho. Hoy, en Estética del desapego, dice:

"Puede haber autoparodia en el laconismo, igual que en la sobreabundancia. Por el camino de la sobriedad alegórica se llega al kitsch tan fácilmente como por el del desmelenamiento sentimental o el puntillismo costumbrista. En los medios internacionales The Childhood of Jesus está siendo recibida con una perplejidad educada, quizás porque nadie se atreve a poner abiertamente en duda el mérito de un nuevo libro de J. M. Coetzee. Dwight Gardner, en The New York Times, dice que en la novela tal vez se esconde un chiste muy profundo.

A mí, que la busqué con impaciencia en cuanto supe que había salido, me ha producido un tedio difícil de traspasar, y sobre todo la confirmación ya cansina de una tendencia, en el sentido contemporáneo y mediático de la palabra: un hombre, un niño, un tiempo que no se sabe cuál es, un pasado del que no se da ninguna información, una posible calamidad apocalíptica que ha dejado sin memoria a los supervivientes, una ciudad o un país de toponimias abstractas, hombres y mujeres que se relacionan con frialdad robótica (...)"

Elena dijo...

Y aquí un compendio de opiniones no muy favorables.

(Modestamente creo que quizás los libros diferentes necesitan miradas diferentes.)

Y esto de El Cultural: «Divorciado, padre de una hija, vegetariano y abstemio, John Maxwell Coetzee (Ciudad del Cabo, Suráfrica, 1940) es alérgico a los medios desde mucho antes de obtener el Nobel de literatura en 2003. Ahora su fobia se ha acentuado, como demuestra que, cuando estuvo invitado por la Universidad de Murcia en 2007, los periodistas sólo le arrancaron esta frase: “No considero necesario hacer declaraciones”. No leyó una ponencia, sino fragmentos de la que entonces era su última obra, Diario de un mal año

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